Los pacientes típicamente entran en una espiral de declive en la que una nutrición inadecuada produce debilidad muscular, fragilidad creciente y riesgo de lesiones costosas (caídas) y discapacidad.
La fragilidad es una condición médica que afecta tanto al cuerpo como al cerebro, y que puede dejar a los pacientes en un estado vulnerable, tanto a corto como a largo plazo. Con poca fuerza en sus reservas, los pacientes frágiles frecuentemente tienen una menor resistencia incluso a las enfermedades más benignas. Esto significa que una infección menor en vías urinarias puede desembocar en alguna discapacidad o incluso, en institucionalización.
Condiciones relacionadas con envejecer, como pérdida de peso, de masa muscular (‘sarcopenia’) y fragilidad, frecuentemente se ven como parte inevitable del proceso y no como posibles consecuencias del consumo nutricional del paciente. De hecho, conforme envejecemos, la nutrición se convierte en un factor más importante en términos de su influencia en nuestra habilidad para funcionar.
La investigación sugiere que la intervención con productos de nutrición médica como parte integral de una estrategia médica ha sido efectiva para ayudar a muchos pacientes a regresar a una trayectoria saludable de envejecimiento.