SOLO PARA PROFESIONALES DE LA SALUD. NO DISTRIBUIR AL PUBLICO EN GENERAL.

La incidencia mundial de cesáreas está aumentando1

La tasa de cesáreas casi se ha duplicado desde el año 2000.1

Se ha demostrado que la microbiota intestinal de los bebés nacidos por cesárea es significativamente diferente a la de los nacidos por vía vaginal 4,5

El impacto de la cesárea en la microbiota intestinal puede persistir después de los 6 meses de edad 5,8-12

LOS BEBES NACIDOS POR CESÁREA TIENEN MENOS CANTIDAD DE BIFIDOBACTERIA. 5,8,9

LAS DIFERENCIAS EN LA MICROBIOTA CONTINÚAN EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA.

Bacteroides más bajos/ausentes a menos diversos se encuentran hasta 1 año de edad. 10,11

Impacto del nacimiento por cesárea en el crecimiento y desarrollo

Las investigaciones han demostrado que el parto por cesarea suele estar relacionado con el retraso de la lactancia, las dificultades par amamantar y el abandono precoz de la lactancia materna 50

SÓLO PARA PROFESIONALES DE LA SALUD. NO DISTRIBUIR AL PÚBLICO EN GENERAL. AVISO IMPORTANTE: La lactancia materna es la mejor forma de nutrición para los bebés y brinda muchos beneficios a los bebés y las madres. La decisión de no amamantar puede ser difícil de revertir y se deben considerer las implicaciones financieras. Se deben seguir cuidadosamente todas las instrucciones de preparación y alimentación, debido a que una preparación inadecuada podría provocar riesgos para la salud. Consulte siempre con el profesional de la salud para obtener consejos sobre la alimentación de su bebé.

  1. Boerma T et al. The Lancet, 2018; Vol 392 Oct13:1341–8.
  2. OECD. La salud en un vistazo 2019: Indicadores de la OCDE. Disponible en https://www.oecd-ilibrary.org/sites/fa1f7281-en/index.html?itemId=/content/component/fa1f7281-en Accedido el 24 de enero de 2023.
  3. Panorama de la Salud: Latinoamérica y el Caribe 2020 - © OECD 2020: https://www.oecd-ilibrary.org/social-issues[1]migration-health/panorama-de-la-salud-latinoamerica-y-el-caribe-2020_740f9640-es.
  4. Chua M et al. JPGN, 2017;65:102–6.
  5. Shaterian N et al. Medicina Abierta, 2021;16:624–39.
  6. Reyman M et al. Comunicaciones de la naturaleza, 2019;10:4997.
  7. Sevelsted A, et al. Pediatría, 2015;135:e92-98.
  8. Nagpal et al. Sci rep. 2017; 7:10097.
  9. Korpela-de Vos Curr Opin Microbiol. 2018; 44:70-78.
  10. Jakobsson et al. Intestino. 2014; 63:559-66.
  11. Martin, et al. PLOS one. 2016; 11:e0158498.
  12. Roswall et al. Célula Huésped y Microbio, 2021;29:765–76.
  13. Vandenplas et al. Nutr. 2020; 78:110812.
  14. West CE et al. J Allergy Clin Immunol, 2015;135(1):3–13.
  15. Lee, Y. Y et al. Revista de pediatría y salud infantil, 2017;53(12), 1152–1158.
  16. Lundell AC et al., J Immunol, 2012. 188(9): p. 4315-22.
  17. Troy EB and DL Kasper, Front Biosci (Landmark Ed), 2010. 15: p. 25-34.
  18. Ta LDH et al., Microbios intestinales, 2020. 12(1): p. 1-22
  19. Miller et al. PLoS medicine. 2020: 17, e1003429.
  20. Reyman et al. Commun Biol. 2021;4(1):1233.
  21. Stokholmet al. Sci Trans Med. 2020; 12:eaax9929.
  22. Zhou et al. Int J Environ Res Public Health. 2020; 17:2003.
  23. Chojnacki et al. Desarrollo Hum. temprano 2019; 129:52-59.
  24. Andersen et al. Clin Epidemiol. 2020; 12:287-293.
  25. Deoni et al. AJNR Am J Neuroradiol. 2019; 40:169-177.
  26. Huang et al. Brain Res Bull. 2019;144:108-121.
  27. Zachariassen et al. Physiol Behav. 2021; 230:113285.
  28. Walker WA, Iyengar RS. Pediatr Res. 2015;77:220-8.
  29. Toscano M et al. Front Microbiol. 2017;8:2100.
  30. Zhang S et al. Microb Cell Fact. 2021;20
  31. Zivkovic AM et al. Proc Natl Acad Sci USA, 2011 (15);108 Suppl 1:4653–8.
  32. Gibson GR et al. Nat Rev Gastroenterol Hepatol, 017;14(8):491–503.
  33. Brandmiller J et al. J Pediatr, 1998;133:95–8.
  34. Bode L. Nutrition Reviews, 2009; 67(Suppl. 2):S183–S191.
  35. Wickramasinghe S et al. BMC Microbiol, 2015;15:172.
  36. Eiwegger T et al. Pediatr Res, 2004;56(4):536–40.
  37. Bode L et al. Thromb Haemost, 004;92(6):1402–10.
  38. Eiwegger T et al. Pediatr Allergy Immunol, 2010;21(8):1179–88.
  39. Boehm G et al. In: Mattia-Sandholm T(ed): Funct. Diary prod. Woodhead Publ Ltd, 2002.
  40. Newburg D et al. Glycobiology, 2004;14(3):253–6.
  41. Wang S, et al. Neurosci Biobehav Rev, 2018;95:191–201.
  42. Gomez-Gallego C et al. Nutrients, 2018;10:1355.
  43. Boix-Amorós A et al. Front Microbiology, 2016:492.
  44. Aguilar-Toala J et al. Trends in Food Science & Technology, 2018;75:105–114.
  45. Salminen S et al. Nat Rev Gastroenterol Hepatol, 2021;18(9):649–67.
  46. Hill C et al. Nat Rev Gastroenterol Hepatol, 2014;11(8):506–14.
  47. Van ‘t Land et al. In: Watson, R.R., Zibadi, S. and Preedy, V.R. (eds.), 2010. Dietary components and immune function. Springer, Berlin, Germany, pp. 25–41.
  48. Newburg DS et al. Lancet, 1998;351(9110):1160–4.
  49. Ballard O et al. Pediatr Clin North Am, 2013;60(1):49–74.
  50. Hobbs A et al. BMC Embarazo Parto, 2016 Apr 26;16:90.
  51. Moro G, et al. Journal of pediatric gastroenterology and nutrition. 2002;34(3):291-5.
  52. Knol J, et al. Acta paediatrica. 2005;94:31-3.
  53. Mihatsch WA, et al. Acta Paediatr. 2006;95(7):843-8.
  54. Arslanoglu S, et al.The Journal of Nutrition. 2007;137(11):2420-4.
  55. Arslanoglu S, et al. J Biol Regul Homeost Agents. 2012;26:49-59
x